«Entre las cepas, una figura humana. Los brazos caídos, la cabeza cubierta por la capucha de una sudadera. Quiso echar a correr, pero el miedo atroz corrió más que él y se introdujo en su mente, repleta de imágenes del abuelo ensangrentado, y fue incapaz de moverse. Los piececitos descalzos, el pantalón del pijama que apenas se mantenía en su sitio de tan flaco que estaba y aquel temblor que castañeteaba sus dientes mientras la figura se acercaba».
Hugo Betancor, un fotógrafo de prensa viudo y en horas bajas, llega al pueblo vitivinícola de San Vicente de la Sonsierra para recla
«Entre las cepas, una figura humana. Los brazos caídos, la cabeza cubierta por la capucha de una sudadera. Quiso echar a correr, pero el miedo atroz corrió más que él y se introdujo en su mente, repleta de imágenes del abuelo ensangrentado, y fue incapaz de moverse. Los piececitos descalzos, el pantalón del pijama que apenas se mantenía en su sitio de tan flaco que estaba y aquel temblor que castañeteaba sus dientes mientras la figura se acercaba».
Hugo Betancor, un fotógrafo de prensa viudo y en horas bajas, llega al pueblo vitivinícola de San Vicente de la Sonsierra para recla